sábado, 29 de julio de 2017

Agonía

Me he perdido tantas veces que esta vez paso de encontrarme. Quiero que me encuentres tú. Quiero que sepas dónde buscarme.

El camino no es claro, si todos los caminos llevan a Roma, ¿cuál me lleva a perderme? No quiero acabar en Roma (amoR) si no vas a estar ahí esperándome. 

Y es que en una lluvia constante, ¿cuál fue la gota que colmó el vaso?
Madre mia, ¿cuando perdimos el sentido? ¿Alguna vez lo tuvimos? Ya no sé qué estoy diciendo si es que realmente estoy diciendo algo. No es culpa tuya, nunca la tuviste.
Ya no hace falta que me busques. (O sí). Ni si quiera sé si me he perdido. ¿Saben acaso tus ojos que estoy enamorada de ellos? 

Esto es un montón de nada. No trato de saber de donde sale todo esto, tampoco lo intentes tú (hazlo). Tampoco pretendo que vuelvas a buscarme (pero hazlo). Esto acaba aquí, olvídame (no lo hagas).

sábado, 26 de diciembre de 2015

Sácame a bailar, vamos



Podría comprar un billete a China; sí, a China, por eso de que es el otro lado del mundo. Pero entonces supondría mucho dinero. Habría que buscar una alternativa. Podría salir a la autovía con una libreta, un lápiz (por supuesto que NO una goma) y muchas ganas de perderme. Hacer autostop y esperar que alguien (a ser posible no un violador) me recoja y me pregunte: ¿a dónde vas? Y yo responda con una sonrisa vacilante: No lo sé, solo quiero perderme. Y él solo responda con una sonrisa más vacilante aun: sube, me pilla de camino.

Bueno, esta opción tampoco es probable. En la búsqueda de otra llego al punto en el que me pregunto por qué, para qué y lo más importante, ¿qué pasaría si lo consiguiera? Quiero decir, ¿y si consigo escapar de no sé quién o qué, llegar a puerto seguro, no saber dónde estoy y por fin sentirme "a salvo"?

No tengo ni idea. No sabría responder. Es extraño. Perderse parece a veces la única forma de encontrarse. Está claro que no tiene sentido porque siempre se lo buscamos a todo y esto hace que nada lo tenga.

Entonces, supongamos que estoy perdida, pero no me he encontrado. Busco perderme de una forma en la que sí logre encontrar a Laura y preguntarle quizá: ¿cómo estás? Y ella por fin sea capaz de responder a la pregunta.
Rectifico para que lo entendáis. Le preguntaría: ¿sabes cómo estás? Y ella respondería, después de años y años y años esquivando la pregunta: ahora, lo sé.

Entonces, como ya he dicho, supongamos que estoy perdida y no sé responder a la pregunta. Frustrante, ¿verdad? Entonces preguntaréis, ¿para qué estar perdido entonces? Tampoco tengo respuesta para eso. Y tampoco puedo responder si uno es capaz de decidir cuando perderse. Sé que me entendéis. No perderse de la manera que te pierdes en Ikea o en un país desconocido. No. Perderse a uno mismo.

¿Para qué entonces si no logras encontrarte?

Pero, luego, me pregunto, ¿me estás buscando? Porque entonces esa sí sería una buena razón para perderse.


Pero, repito, solo suponiendo que estoy perdida. Solo es una suposición.

sábado, 28 de marzo de 2015

12 uvas en abril.

Nunca he sido muy convencional. Llevo años pidiendo para navidad un invierno en la playa y en verano siempre busco cualquier excusa para poder ponerme unos pitillos negros, e incluso una sudadera para cuando cae la noche; curioso, ¿no? Y un helado en pleno invierno sabe mucho mejor, y por qué no 17 uvas en lugar de 12 o por qué no 12 uvas en abril.
Y no es que siempre quiera llevar la contraria, es que el mundo siempre me lleva la contraria a mi. Cuando yo giro a la izquierda él a la derecha, y siempre es así. Me olvido la chaqueta un día y es justamente el día que hará frio.
Estoy viendo una peli y cuando viene la mejor parte, me la cambian. Esto me pasa con las personas. ¿Cuánta gente a la que he conocido me he quedado a medias de conocer? Seguramente a Elena no le gustaba tanto el azul como parecía, y me juego el dedo meñique a que Lucía rompió su promesa de no enamorarse. Juan, al contrario, seguro que no estaba tan enamorado de Ana como decía, y a Maria del Mar claramente sí le afectó la separación de sus padres. Luz tenía un nombre precioso. Ella también lo era. A Melania le toqué el corazón, y ella me lo tocó a mi aunque nunca quisimos admitirlo. Hace 4 años que no hablo con Melania. Hace 2 que la vi por última vez. Azucena tenía celos de mi, seguro, porque adoraba a Melania. La chica que conocí en la playa, guapísima, puede que escondiese más secretos de lo que pensaba, y ojalá algún día recuerde su nombre. De la que no me quiero acordar es de Vanesa, una suerte no haberla conocido del todo, o una desgracia, quizá no era lo que parecía. A Rafael es al que más lejos me quedé de conocer, pero todo lo que conocí me gustó. Carla estaba loca de remate, seguro que lo sigue estando. A Borja le volvió loco la locura de Carla, pero sé que no le convenía. De Fran es del que menos puedo decir, pero era increíble. Paula compartió conmigo sus sueños, pero nunca supe cual de ellos quería cumplir. A Sara nunca supe qué regalarle por su cumpleaños pero Brayan siempre me aconsejó (y siempre se equivocaba) pero ojalá me siguiera aconsejando. Kevin era al único al que no le molestaba mi maldita manía de cambiar bruscamente de tema. A Yessenia le habría encantado leer esto. A Melania se lo habría hecho leer la primera, estoy segura. Con Joaquín nunca quise hablar, me pregunto cuántas cosas tendría para contarme. La chica que conocí en el parque me enseñó a querer a un desconocido. De esta no es que no recuerde el nombre; nunca lo supe, y no me hizo falta. La vecina que me miraba raro por la ventana seguro que quería ser mi amiga, quizá la tendría que haber invitado un día a casa. Cristina... no tenía palabras para ella entonces, y tampoco las tengo ahora. Jorge me enseñó a tirar una peonza. Ya he olvidado cómo hacerlo. A Teresa la quise muchísimo, y creo que todavía la quiero. José María me tiraba de las trenzas y Roberto se reía cuando lo hacía. Seguro que a los dos les gustaba mi pelo.

Lo que quiero decir es que estoy harta de conocer a gente a medias y de dejarla ir. Me explico. Quizá Melania era tan tímida porque pensaba que nadie estaba preparado para ver todo lo que podía enseñar. Pero solo quizá, porque nunca se lo pregunté o se fue antes de que lo descubriera. Todos se fueron demasiado antes. Y solo me quedé yo. Con un montón de personas a medio conocer y sus recuerdos a medio recordar.

domingo, 10 de agosto de 2014

"Estoy muy segura de todo lo que me hace dudar."

Y que me gustaría saber cómo después de tanto tiempo eres capaz de hacer vibrar mis cuerdas vocales al oír tu hablar, alterar mi respiración y acompasarla a la tuya, hacerme soñar más que despierta, y hacerme reír hasta quedarme sin aliento.

Me gustaría saber cómo consigues que tenga como único anhelo tu voz, tu olor, tus silencios.

Me gustaría saber cómo consigues que llegue a añorar los momentos en los que mis suspiros no eran más que intentos frustrados de absorber tu respiración.
O cómo consigues que no haga más que añorar como adoraba leer tu cuerpo en braille cuando se te ponía la piel de gallina...

Me gustaría saber cómo después de tanto tiempo consigues hacerlo,
o me gustaría que estuvieras aquí y no dejaras de hacerlo nunca, todavía no lo tengo muy claro.

viernes, 18 de julio de 2014

Un buen libro, acompañado de un mejor café. Mil y una historias. Batallas de gigantes y no tan gigantes, cuentos de hadas y de ogros, cada uno tan hermoso.
Una historia, el arte de enamorarse de las letras, dicen. O enamorarse de personas que lo dicen todo sin pronunciar palabra. De esos gestos de añoranza que gritan las miradas, titubeos que no dicen nada y dicen todo, esos hoyuelos tan propios de cada uno cuando lanzan una sonrisa, esa manera de arrugar la nariz que tienen unos, o esa manera de fruncir el ceño por un cabreo que tienen otros. Hay quienes se enamoran de estas cosas y prefieren todo esto antes que mil palabras; los gestos no mienten. Y quienes se buscan en otros para encontrarse. O encontrar a alguien que les esté buscando. Me incluyo.
Nadaría en ochocientas miradas, me colgaría en quinientas sonrisas, exploraría diez mil hoyuelos.



Pero al final, siempre terminarías siendo tú.

viernes, 7 de febrero de 2014

If only...

El arte de vivir. Podría pasarme la vida viviendo, y jamás lo haría del todo bien, pero al fin y al cabo, de eso se trata; de hacerlo mal, de equivocarte, rectificar... Creo que la vida tendría que vivirse, pero vivirse de verdad. Intentarlo con esa persona, descargar esa nueva aplicación, probar la pizza con un ingrediente más, cortarse un poco el pelo, llevarse ese vestido, cambiar de zapatillas, probar el sushi...
Y sobretodo la vida debería de medirse en momentos, no en minutos, ni en horas, ni en días...calculando, la vida es demasiado corta, y sobretodo demasiado corta como para dejar las cosas para mañana. Supongo que lo mejor es tirarse de cabeza a la piscina, sí, de cabeza. Hacer todo lo que te mueres de ganas de hacer, hacer todas esas tonterías que se ocurren cuando se está con los amigos, perderse en una montaña si hace falta o coger una barca e ir mar adentro, todo, hay que hacerlo todo;

porque realmente, lo último que quieres hacer al final de tu vida es recordarla repitiéndote una y otra vez: "si tan solo hubiera..."